26 marzo 2010

Lo pensarías…?

Que impresionante es imaginar que una situación así podría ocurrir, cada vez que vuelvo a repasar esta lectura comprendo que una decisión tan increíble como esta, solo evidencia el sentimiento de amor profundo que se puede llegar a experimentar cuando la persona con la que decides compartir tu pequeño mundo, las penas, las alegrías y por su puesto a quién se entrega todo el corazón, pudiera llegar a necesitar de ti, tanto que su vida dependiera de la tuya, lo pensarías…?


Navegando en la red me encontré con la siguiente lectura que decidí agregar al blog, la misma hace referencia a lo comentado en líneas anteriores:


Un chico y una chica iban de paseo por las calles en una moto.
La chica dice: vamos muy rápido por favor baja la velocidad!
El chico dice: ¿qué tienes miedo?
La chica dice: si y mucho. Por favor baja la velocidad!
El chico dice: bueno pero si me dices que me amas!
La chica dice: te amo! Pero baja la velocidad ya!
El chico dice: pero si me das un abrazo fuerte!
La chica se lo dio y le volvió a decir: Baja la velocidad!
El chico dice: pero si me quitas el casco y te lo pones tu!
La chica le quita el casco y se lo pone ella! y dice de nuevo: baja la velocidad.


Al día siguiente en las noticias de la mañana, sale un reportaje, que en las calles de la ciudad en esa noche hubo un accidente en una moto de dos adolescentes y uno de ellos había muerto trágicamente.


El chico se había dado cuenta mucho antes de que la chica le pidiera que bajara la velocidad que la moto no tenia frenos y le pidió que le dijera que lo amaba y que lo abrazara por última vez y que se pusiera el casco para que salvara la vida de ella.


Nota: Siete Almas (Seven Pounds) es una pelìcula dramática que podría asociarse a esta lectura.

24 marzo 2010

Está en mi…

Sin duda la mejor etapa de mi vida fue cuando niño, el caminar, correr, saltar y todo aquello que involucra serlo, y claro mi palabra favorita “juego”, jugar a lo que sea o con quién sea, tenía esa facilidad que casi todo niño lo tiene, hacer amigos fácilmente y todo con el único propósito de “molestar” ¡perdón! de jugar, pero debo decir que cuando nadie estuvo de ánimo o mejor dicho, el que sus padres no les daban el tan ansiado permiso, para mí no era algo realmente imprescindible que digamos, gracias a esa increíble creatividad que solo un niño es poseedor. Así, aparecían juegos hasta como por arte de magia, inclusive alguno que ni yo mismo sabía siquiera que existía y que a la hora de ponerlos en práctica eran más que divertidos.

Pero como el tiempo tiene su marcha, a de transcurrir y así, “madurar” (no sé por qué escribí esta palabra) a la persona, todo esa pequeña etapa de la vida, inevitablemente se va quedando con los mismos años, y digo pequeña, pues creo que cuando una persona ya es “grande” cuenta con nostalgia su ayer y lo atesora como algo muy valioso. Bien dicen que “el show debe continuar” es decir que al crecer lo suficiente en edad las responsabilidades empiezan a aparecer y de golpe; en mi caso esto involucraba deshacerse de los tan imprescindibles juguetes que supuestamente ya no utilizaba, esto según mis padres, pretendiendo quizás ser regalados o peor aún echados a la basura, recuerdo que decidí, no correría tal riesgo, ya que en ciertos casos optaba por ocultarlos inmediatamente si alguien osaba preguntar por uno de ellos, pues casi lloraba para que pudieran serme comprados.

Y por supuesto, con este venir de los años, también llega la hora de cambiar de amigos, alejándome así de aquellos del barrio, con los que a veces terminaba en pelea por aquel apodo chistosos que en verdad sí que me hacían reír; mude de casa, de escuela, de ciudad y para ser sincero, casi de todo. Varios años pasaron haciéndome a la idea que en algún momento encontraría interesante a esta nueva ciudad; recuerdo que solía caminar de regreso a casa luego de la escuela, tratando de conocer mejor a la gente del lugar, tal vez podría hacer amigos que no sean los pocos que había hecho hasta el momento, pensaba, pero lo único que conseguí con estas caminatas fue un gran susto cuando intentaron robar mis pocas pertenencias que llevaba entonces.

Un buen día, desperté algo extrañado, me di cuenta que al mirar al espejo veía a alguien distinto, el rostro no era el mismo, sin duda había cambiado fisicamente, pero era evidente, han pasado ya varios años, pero había algo más que llamaba mi atención, esa mirada!, seguía siendo la misma, la de siempre, la que tenía cuando travesuriaba en camaradería, la que compartía, a la que le daba igual si conocía o no el nombre del otro niño, a la que no importaba la ropa que llevabas encima, o si uno u otro tenía más dinero, a la que expresaba lo que verdaderamente pensaba de los demás sin temor a ser mal visto. Luego, con el pasar de los días empezó a dar vueltas en mi cabeza, ¿por qué…?, por qué cambiar!, no es tarde, que paso con todos ellos…?, no se han perdido, no, siempre han estado ahí, siempre han estado aquí sacando una sonrisa que mantiene el momento, creo que “la vida es así…”, que en cierto modo permite darnos cuenta que todo tiempo pasado fue mejor, al menos para mí si lo fue, en nuestro día a día un instante se va, un segundo pasa, un minuto fue , pero también todo se queda aqui en lo vivido, y si no!, es mas fácil aún; correr!, saltar!, jugar!, reir!, gritar!, ser uno mismo!, el tiempo no tiene por que arrebatarlo, es tuyo, es mio, es de todos.

Su luz

Miro al cielo y solo alcanzo a ver, horizontes rotos y sueños de papel y miro adentro y no alcanzo a entender como alguien con tanta vida se ha ido para no volver…, más o menos, iba así la letra de una canción que escuche por casualidad al cambiar el dial de la radio en busca de algo que a mi gusto sonara bien, fué cuando vino a mí una conversación que había tenido con un compañero de universidad, pero antes, debo comentar que días posteriores a ésta conversación, una persona muy querida desapareció por varios días sin que nadie supiera de su paradero, las llamadas telefónicas cada vez se hicieron más insistentes, todos comunicados entre sí, tratando de averiguar si alguien sabia de él, o que quizás pudieran dar una pista importante, pero…, todo esfuerzo fue en vano, parecía no haber dejado rastro alguno sobre la faz de la tierra, cada minuto era una eternidad y cada segungo una agonia y ni hablar de las horas y de los días. La desesperación , la angustia y el pánico eran más evidentes en sus padres y su pequeña hermana, yo mismo estaba ya por los suelos, fueron seis días de larga espera para que lo inevitable se haga presente, el tan esperado e inesperado a la vez sonido del teléfono, anunciaba esa llamada…, parecía adivinar lo que dirían al contestar, vacilé un instante, pero era inevitable tenía que hacerlo, aló…? aló…?, demoraron en hablar, una sensación de escalofrío me recorrió por un segundo, y si…, nada más era para confirmar la maldita! sospecha, Santiago falleció un 29 de enero, en forma trágica tras ser golpeado en forma brutal por sus agresores, probablemente al intentar escapar de ellos, al menos eso fue lo que el examen médico legal finalmente llego a concluir, aquel compañero de aula de clases con el que días atrás había tenido aquella conversación sobre un tema que hacia relación a la muerte, era quien había dejado de existir físicamente. Aun me parece verlo entre el grupo de amigos, desearía en verdad que así fuera pero la realidad es otra, la difícil de aceptar, la que lastima, la que desnuda el silencio interior, la que tarda tiempo en curar.

Fue un honor el haberlo tenido como compañero de clases y más aún como amigo, hoy su luz se apago, más seguirá vivo hasta que nuestra luz decida algún día apagarse.

Que en paz! descances ¡querido amigo!