20 marzo 2011

El Diario de un Perro

Esta es la historia, a través del diario de vida de un perro, de muchos animales que fueron adquiridos sin amor ni compromiso...

7 Días: Cumplí 7 días... ¡Que alegría llegar a este mundo!

1 Mes: Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.

2 Meses de mi Diario: Hoy estoy triste, me separaron de mi mamá. Ella me dijo adiós, con los ojos, deseando que mi nueva familia humana me cuidara tan bien como ella.

4 Meses de mi Diario: Todo me llama la atención. Los niños de la casa son como mis hermanitos, me tiran la cola y yo los muerdo jugando.

5 Meses: Hoy me retaron. Mi ama se molestó porque me hice pipí en la casa, pero nunca me enseñaron donde debo hacerlo. Además, duermo en el dormitorio... ¡ya no me aguantaba!

8 Meses: ¡Soy feliz! Tengo el calor de un hogar, me siento querido y protegido. Creo que mis amos me quieren: cuando están comiendo me convidan. El patio es para mí solito. Nunca me educan. Debe estar bien todo lo que hago...

12 Meses: Hoy cumplí un año. Mis dueños dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. ¡Qué orgullosos estarán!

13 Meses: ¡Qué mal me siento!... Mi hermanito me quitó la pelota, así que se la quité, pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes y le hice daño sin querer. Por eso me encadenaron, casi sin poder moverme; al sol. Dicen que me van a tener en observación y que soy muy ingrato. No entiendo nada.

15 Meses: Ya nada es igual... vivo en la azotea sin techo y cuando llueve me mojo. Me siento muy solo... mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed.

16 Meses: Hoy me bajaron de la azotea, pensando que me habían perdonado, salté de la alegría. Encima de eso, me llevaron con ellos de paseo. Nos enfilamos por una carretera y de pronto se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz. Rápidamente cerraron la puerta y se fueron... ¡Esperen!, ladré... Se olvidan de mí... Corrí detrás del auto con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta que ¡¡¡ME HABÍAN ABANDONADO!!!

17 Meses: A diario he tratado en vano de regresar a casa. Encuentro gente buena que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco desde el alma con la mirada. Quisiera que alguien me adoptara, pero sólo dicen pobre perro, se habrá perdido.

18 Meses: Hace unos días pasé por una escuela y un grupo de niños riéndose, me lanzó una lluvia de piedras. Una de ellas me lastimó un ojo y desde entonces no veo por él.

19 Meses: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían de mi. Ahora que estoy flaco, sucio, y perdí un ojo la gente me saca a escobazos cuando busco refugio.

20 Meses: Hoy en la calle un auto me atropelló. Creí estar en un lugar seguro llamado cuneta, pero nunca olvidaré la cara de satisfacción del conductor, que hasta se desvió para pegarme. Ojalá me hubiera matado, pero sólo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultad me arrastré a un costado del camino.

Tengo diez días bajo el sol, la lluvia, y sin agua ni comida. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal... Ya casi estoy inconsciente; pero la dulzura de una voz me hizo reaccionar. Pobre perrito, decía... junto a ella había un señor, que dijo: Lo siento. Este perro no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir. Ella asintió con lágrimas en los ojos. Como pude, moví, mi colita y la miré agradeciéndole que me ayudara a descansar. Sólo sentí el pinchazo de la inyección y me dormí para siempre pensando que para que tuve que nacer si nadie me quería.

http://www.conciencia-animal.cl/paginas/temas/imprimirtemas.php?d=129

"Este cuento es lo que esos perros callejeros nos dirían en realidad si pudieran hablar. Está dedicado a ellos, tratando de sensibilizar a sus dueños, una mascota es un miembro más de la familia, tratémoslo como tal."